Certeza para 2021 | Estabilidad en la tormenta
Hace doce meses, el secretario de Hacienda hizo
entrega del “paquete económico” 2020 a la presidenta de la Mesa directiva de la
Cámara de Diputados.
En esos momentos, tanto la iniciativa de Ley de
Ingresos y el proyecto de Presupuesto de Egresos estaban guiados por un
razonable optimismo: crecimiento entre 1.5% y 2.5% del PIB (Producto Interno
Bruto); 49 dólares para el precio internacional del barril de petróleo;
inflación del 3% y una paridad peso-dólar de $20.00. El Presupuesto se estimaba
en 6.1 billones de pesos, la mayor cifra de la historia, con una tasa de
interés nominal anual del 7.1%.
El gobierno federal propuso incrementar sus
programas sociales: las pensiones para adultos mayores, becas para niño/as y
jóvenes estudiantes y apoyos a campesinos en Sembrando Vida, entre otros.
Enero se inició con la inercia del año anterior.
Nada hacía augurar que un virus, hasta entonces desconocido, iba a paralizar la
economía, cerrar fábricas y negocios y reducir a las familias a un
confinamiento que se ha prolongado casi seis meses. El primer efecto se dio en
el empleo y en el ingreso de millones de personas.
Al parar fábricas y negocios, hubo despidos,
salarios menores y pérdida de otros ingresos, como las propinas al dejar de
acudir clientes a los restaurantes y bares. Simultáneamente, el costo de la
salud y la pérdida de vidas humanas crecieron exponencialmente.
La transición entre el Seguro Popular y el Insabi se
dio en el momento más inoportuno para garantizar atención y medicamentos a
millones de afectados, no sólo por la nueva enfermedad sino por otras
preexistentes, como cánceres —en especial infantil—, diabetes, VIH sida y
otras. Poco se sintieron los 40,000 millones de pesos transferidos al Insabi;
tampoco los 40,000 millones de los fondos para la atención de las llamadas
“enfermedades catastróficas”, como lo hacía el Seguro Popular.
Todos los “guardaditos” (y “guardadotes”) del
gobierno han sido utilizados este año: fondos de estabilización de ingresos
presupuestales, de los estados y del petróleo; fideicomisos que no requieren
reforma de ley para disponer de sus recursos, etc. Los ahorros nacionales, de
varios lustros, se emplearon para atender la emergencia.
Las cifras macroeconómicas de hace un año fueron
destrozadas por la realidad de la pandemia. El crecimiento del PIB se hundió hasta
un posible menos 10-14%; el precio del barril de petróleo llegó a alcanzar el
increíble CERO de fines de abril. Al descender la actividad económica también
cayeron los ingresos del gobierno por renta (ISR) y consumo (IVA). Hasta la
recaudación por impuestos a las gasolinas se abatió, pues al reducirse la
movilidad se requirió menos combustible.
La emergencia se extendió a los estados, que también
vieron contraídas sus participaciones en ingresos federales y reducidos sus
propias fuentes de financiamiento.
Las mujeres
Entre los grupos afectados, una vez más, son las
mujeres quienes sobrellevan las más graves consecuencias. Ellas han perdido en
mayor proporción empleos e ingresos que los hombres, ya que tienen trabajos
mucho menos estables; ellas asumen la mayor parte de la responsabilidad del
cuidado de la familia, sin importar que hagan teletrabajo.
Las mujeres destinan más horas sin remuneración al
trabajo doméstico, que se ha incrementado por el confinamiento; el incremento
alarmante de la violencia en el hogar que afecta a las mujeres y a sus hijas e
hijos. Sumado a lo anterior, ahora las mujeres son maestras, o auxiliares
didácticos de la escuela remota de infantes y jóvenes.
Nadie puede ignorar que el “paquete económico” para
2021 se presenta en un marco de incertidumbre generalizada. Desconocemos cuándo
estará disponible la vacuna y tampoco podemos vaticinar plazos para la
recuperación de los empleos perdidos en estos meses.
El T-MEC representa una expectativa, siempre que
vaya acompañado de las políticas públicas que brinden certeza a la inversión.
Por eso, hoy más que nunca, la propuesta del Ejecutivo puede representar la
Estabilidad en la Tormenta.
Estabilidad, en tanto se mantengan sanas las cifras
macroeconómicas que dependen de las decisiones y de las políticas públicas que
se definan.
Certeza de la cooperación entre el Ejecutivo y los
órganos constitucionales autónomos como el Banco de México, para avanzar
conjuntamente.
Estabilidad, cuando se atienda la demanda de apoyos
para el empleo y el ingreso de millones de personas trabajadoras afectadas y
cuando las empresas que les brindan empleo, logren salir adelante.
Certeza, del cumplimiento de los estímulos y las
acciones acordadas.
Estabilidad, cuando se aborde la dimensión fiscal
del federalismo para plantear soluciones posibles, graduales y acordadas por
las partes.
Certeza, de la cabal comprensión por parte del
gobierno federal de la situación financiera de los estados.
Estabilidad, cuando se distingan los efectos
distintos de la pandemia en la vida y la economía de las mujeres, con claras
desventajas en mantenimiento de sus empleos, reducción de sus ingresos e
incremento de las responsabilidades familiares.
Certeza, cuando se les reconozca el trabajo de
cuidados que realizan las mujeres y la necesidad de políticas públicas con
enfoque de género.
Dos tareas
Las y los diputados tienen durante septiembre dos
tareas fundamentales para apoyar la recuperación económica en 2021. La primera
consiste en la realización del análisis del Informe presidencial enviado al
Congreso de la Unión el pasado 1º de septiembre.
La segunda actividad se inició ayer, 8 de
septiembre: durante diez semanas, hasta el 15 de noviembre, la Cámara de
Diputados analizará y resolverá sobre la propuesta de ingresos del Presidente
de la República para el ejercicio fiscal 2021.
Antes del 20 de octubre, una vez aprobada, la Ley de
Ingresos deberá ser enviada al Senado y devuelta antes del 31 de octubre. Sólo
entonces la Cámara de Diputados entrará a definir el Presupuesto para el próximo
año.
Cómo, cuánto y quiénes ejercerán los recursos. Hoy
más que nunca, la aprobación del “paquete económico” debe brindar estabilidad y
certeza al pueblo de México.— Ciudad de México.