Gobierno autosuficiente. Sociedad inútil
Dulce María Sauri Riancho El 14 de febrero, en pleno Día del Amor y la Amistad, el presidente López Obrador emitió su Circular Uno. Dirigida a los integrantes del gabinete legal y del ampliado (es decir, toda la administración pública federal) les notificaba que había tomado la decisión de “no transferir recursos del Presupuesto a ninguna organización social, sindical, civil o del movimiento ciudadano”. El propósito presidencial de esta radical medida —dice— es acabar “en definitiva” con “la intermediación que ha originado discrecionalidad, opacidad y corrupción”. En consecuencia, el Ejecutivo federal instruyó a que “todos los apoyos para el bienestar del pueblo” se entregaran de manera directa a los beneficiarios. No lo manifiesta la Circular 1, pero se infiere que el gobierno y sus empleados repartirán los recursos presupuestales, o sea, el dinero, en efectivo, sin que medie control alguno sobre su correcta aplicación. De inmediato se hicieron sentir las repercusiones de la Circu