Primer informe de gobierno
Dulce María Sauri Riancho
Han
transcurrido 10 días desde la presentación del primer informe de gobierno de
Mauricio Vila, tiempo que permite poner en perspectiva los acontecimientos del
domingo 19. Los divido en tres partes, relacionadas estrechamente, pero a la
vez, con su propia singularidad.
Entorno.
El Informe fue ensombrecido por la represión contra una marcha de protesta
hacia su gobierno. No es ni será la primera manifestación con expresiones de
protesta mediante gritos, tironeos, pintas o cristales rotos; sí lo es en
cuanto a la actitud policíaca. No queremos la ausencia tolerante, como sucedió
el 4 de julio de 2011 en la fuente de la colonia México, donde grupos de la
sociedad civil fueron golpeados por quienes los antiguos conocemos como
“chekas”; tampoco la represión nerviosa frente a gritos y jaloneos, como
sucedió el 19. Una policía preventiva en estos tiempos demanda protocolos
permanentemente actualizados para cumplir con su misión de preservar el orden y
respetar el derecho a la libre manifestación de la ciudadanía.
Tampoco
hay que olvidar que más allá del número de manifestantes, de las maneras de
expresar su inconformidad, existen causas reales para el descontento: jubilados
y pensionados del Isstey, reemplacamiento, derechos al transporte, etc.
Ceremonia
Forma.
Sorprendió el boato político que acompañó el mensaje del gobernador Vila. Por
seis años, desde 2012 e incluyendo su toma de posesión del 1 de octubre de
2018, nos acostumbramos a la austeridad en las ceremonias de entrega del
informe, llegando al extremo los últimos tres años de la administración
anterior, al uso del internet y de las redes sociales para darlo a conocer. El
riesgo de dar la imagen del retorno al pasado, cuando este evento republicano
se volvió una especie de “puesta en escena”, flechas rotas incluidas, no es
menor para el gobernador Vila.
¿Valió
la pena por la asistencia de la mayoría de los gobernadores del PAN, incluyendo
al de Querétaro, presidente de la Conago, y al del lejano Baja California Sur?
Sólo los cálculos políticos a futuro de nuestro gobernador podrían dar
respuesta.
El
presente demanda sobriedad republicana. Vale recordar que la presentación del
informe es el primero de los pasos para analizar y fiscalizar la labor del
Ejecutivo por parte del Congreso del estado. Deberán de realizarse las comparecencias
de la/os funcionario/as que permitirán profundizar y cuestionar las
afirmaciones del gobernador sobre numerosos asuntos que quedaron en el tintero.
Mensaje
Fondo.
Como era previsible, el mensaje político del gobernador se concentró en los logros
y avances de los primeros 15 meses de su administración. La mayoría,
innegables, algunos cuestionables en cuanto a sus resultados.
Hubo
nulo ejercicio autocrítico en función de los problemas y rezagos pendientes de
atender por parte del gobierno estatal. Sin embargo, la ausencia más notable
fue la relativa al presupuesto de Yucatán —pongo énfasis, es del estado en su
conjunto, no sólo del gobierno de la entidad— donde los datos proporcionados
por el Ejecutivo fueron insuficientes para justificar ante la ciudadanía el
incremento de impuestos y gravámenes locales.
El
discurso gubernamental afirma que los aumentos son consecuencia de los recortes
federales, lo que obligó a la administración estatal a proponer al Congreso
nuevos impuestos y derechos. Por otra parte, sus críticos afirman que no hubo
reducción alguna, sino que incluso se registra un incremento de recursos, que
sólo cambió el canal de distribución del estado a la asignación directa a cada
uno de los beneficiarios.
Para
avalar su posición, los impugnadores de Vila han presentado cifras que, por
cierto, siguen sin ser rebatidas por la administración estatal.
Esta
confusión sobre el presupuesto no es un asunto menor, pues la legitimidad de
las decisiones del gobierno y, en buena medida, del gobernador descansa sobre
la comprobación fehaciente de que Yucatán recibirá menos recursos vía
presupuesto de egresos de la federación en 2020.
Algunos
datos que habrían de estar presentes en el análisis: Yucatán dispone de
recursos presupuestales provenientes del gobierno federal directamente (obras
de infraestructura y en forma muy relevante, programas sociales como era
Prospera, Produce, etc.). Ninguna administración estatal ha tenido injerencia
alguna en la distribución de estos recursos que siempre han sido 100%
federales.
Incluso,
por la desaparición de Prospera y su sustitución por los programas para el
Bienestar, es probable que haya habido una importante disminución en los apoyos
para las familias más pobres y en los programas para el campo.
El
presupuesto del que debió informar el gobernador Vila comprende participaciones
en ingresos federales, que nos corresponden por la Ley de Coordinación Fiscal,
que incluyen también los recursos para los 106 municipios yucatecos;
Aportaciones (las partidas más importantes son Educación y Salud –Seguro
Popular en vías de desaparición, así como el conocido ramo 33) y un rubro muy
relevante que se denomina Recursos de Libre Disposición.
Estos
últimos provienen de los impuestos locales (como nóminas, cedular, etc.) y de
derechos que se cobran por reemplacamiento, expedición de actas, cuotas de
Cultur, entre otros.
A
pesar de los esfuerzos recaudatorios, este apartado representa menos del 10% de
los ingresos estatales.
Haciendo
estas cuentas, se entiende que una disminución en las aportaciones de la
federación y un incremento prácticamente nulo de las participaciones, metería
en verdaderos problemas fiscales al gobierno de Vila.
Si
es correcto este análisis, ¿por qué no le puso números el gobernador? ¿Por qué
no nos dio argumentos para entender las razones de su actitud respecto a los
nuevos impuestos?
Desatención
El
entorno y el fondo del primer informe de gobierno muestran una preocupante
desatención hacia las amplias clases medias urbanas de la entidad, esas que
están compuestas por familias que hacen enormes esfuerzos para tener un
vehículo que ahora tienen que reemplacar; de las y los pensionados que ven
reducidos sus modestos ingresos por una medida que no entienden y menos
justifican; por la pretensión de imponer la aportación a la seguridad por medio
del recibo de la luz. Las muletas que acompañan al gobernador en las
fotografías recientes muestran gráficamente el tropezón del 19 de enero.
Espero
que, como los huesos y músculos del gobernante, los errores y deficiencias de
su gobierno mostradas en estas semanas sanen pronto.— Mérida, YucatánE