Saldos de la contienda interna del PAN: Los sacbés de Renán
Dulce María Sauri Riancho
La noche del pasado domingo 18 de mayo
debió dejar un sabor agridulce en la mayoría de los dirigentes del PAN
yucateco. Habían apoyado a Gustavo Madero en su pretensión de ser reelecto como
presidente nacional panista.
La contienda interna estuvo envuelta
por descalificaciones y tensión entre quienes se ostentaban legítimos
representantes del espíritu panista y quienes representaban las huellas del
pasado gobierno del PAN. ¡Calderonistas!, atacaban unos. ¡Vendidos al PRI!,
decían los otros.
Por primera vez no fue el Consejo
Nacional panista quien eligió a su presidente, sino el voto directo y secreto
de alrededor de 230,000 militantes del partido distribuidos en todo el país.
Los cuadros panistas yucatecos experimentaron los calores de la elección y, al
igual que en casi todas partes, los funcionarios de elección popular, diputados
y alcaldes, con el de Mérida a la cabeza, apoyaron la causa maderista, en tanto
que una solitaria senadora, Rosa Adriana Díaz Lizama, y un solo diputado
federal, Sergio Chan Lugo, se sumaron a la campaña de Cordero, junto con el
único regidor panista de la capital, Felipe Duarte, quien, contracorriente, se
encargó de organizar la promoción corderista en el interior del estado.
Semejante correlación de fuerzas
parecía augurar una fácil victoria de Madero en Yucatán. No fue así. A pesar de
los recursos y del capital político invertido por esos relevantes cuadros
partidistas, la candidatura opositora triunfó por un margen de casi 500 votos,
algo más del 8% del total.
Madero ganó en Mérida pero perdió en el
interior del estado. Su principal operador político, Joaquín Díaz Mena, debe
estar mesándose los cabellos y revisando acuciosamente las causas de la
derrota, en especial porque su personal fuerza política radica principalmente
donde Cordero se erigió con el triunfo. Lo cierto es que los resultados
domingueros habrán de remover el plácido reparto de posiciones que
aparentemente arropó los acuerdos internos para favorecer la causa maderista.
¿Por qué tanta intensidad para disputar
una presidencia que habrá de durar sólo 18 meses, hasta el segundo semestre de
2015? Simplemente porque en ese lapso habrán de postularse los 500 candidatos a
diputados federales, nueve gobernadores, presidentes municipales y diputados
locales en 17 estados de la república.
Sin lugar a dudas, la plataforma
política del PAN para 2018 -y de otros partidos también- se construirá con los
resultados electorales del 5 de julio del próximo año. Eso lo saben bien los
dirigentes panistas que, ya sin el filtro del gobierno, se proponen nominar a
sus allegados y así abonar en sus pretensiones e ilusiones hacia la próxima
elección presidencial.
En Yucatán, la elección local del
próximo año traerá novedades. Por primera vez, quien gane la presidencia
municipal o sea electo diputado al Congreso del Estado, podrá ser postulado
para un nuevo periodo. Junto con los dos senadores, el alcalde de Mérida es la
figura política más destacada del PAN yucateco.
Siendo el ayuntamiento de Mérida el que
atrae más la atención cuando no hay elección de gobernador -como será en 2015-,
vale preguntarnos sobre las consecuencias de los resultados del domingo en las
aspiraciones de Renán Barrera. Sin duda le cumplió a Madero. Justa reciprocidad
hacia quien le ha permitido placearse por todo el país como presidente de la
organización de ediles panistas, incluyendo los recientes viajes a Monterrey y
San Pedro, en Nuevo León, y la anunciada visita a Los Ángeles.
¿Tendrá Renán posibilidades de
sobrevivir al “salto de la muerte” entre el final de su gestión y la elección
del sucesor de Rolando Zapata en 2018? ¿Qué hará para mantenerse vigente? ¿Será
candidato a diputado federal, abandonando para ello su responsabilidad como
primer edil? ¿Buscará integrarse a las tareas partidistas en el nuevo comité
que se conformará a finales de 2015? ¿Se quedará en Mérida para procurar
extender su influencia hacia el interior del estado, más cuando se vio que es
“territorio por conquistar”, ante la debilidad mostrada por otros operadores
maderistas?
En tanto transcurren los próximos 11
meses, Renán Barrera emula a nuestros antepasados construyendo sacbés. Los
blancos caminos de la presidencia municipal panista han alcanzado la calle 60
Norte y ahora se concentran en la prolongación del Paseo de Montejo, con una
rapidez producto de la experiencia o de los reclamos ciudadanos que provocó la
primera obra.
El gobierno panista ha concentrado sus
acciones más visibles en el norte de la ciudad, en tanto que el PRI, en forma
silenciosa y eficaz, ha enfocado sus baterías hacia las colonias populares de
Mérida. El gobernador Rolando Zapata encabeza semanalmente diálogos con sus
habitantes para conocer de viva voz sus necesidades y apoyarlos en la solución
de sus problemas.
Los aspirantes priístas a cualquier
cargo de elección también trabajan para destacar su cercanía con los grupos
urbanos. Con el gobernador en el puente de mando, el proceso del PRI parece
transcurrir por aguas mucho más tranquilas y seguras que las del PAN, que ahora
tendrá que coser heridas y aplicar árnica en los golpes y moretones de su
contienda interna. ¿Logrará Renán sobrevivir al final de su gestión, tal como
lo hizo Patricio Patrón entre 1995 y 1998? ¿Entregará la alcaldía a otro
panista o será el PRI el triunfador, remediando los errores de 2010? El sabio
tiempo nos lo dirá.- Mérida, Yucatán.