Jornada escolar y derechos de las mujeres

Dulce María Sauri Riancho
En ocasión del pasado 8 de marzo, día internacional de la Mujer.

La lucha por ampliar los espacios de participación política de las mujeres es, sin duda, de enorme importancia. Pero eso no significa que sea una preocupación central en la vida cotidiana de la inmensa mayoría de la población femenina, de las madres, esposas, estudiantes, trabajadoras, empleadas. Al iniciarse la segunda década del siglo XXI, la enorme responsabilidad de la crianza de los hijos y del cuidado de las personas mayores de la familia aún descansa en forma principal sobre las mujeres. Es la razón por la cual las preocupaciones y angustias de muchas mujeres tienen que ver con la vida doméstica y la atención a los distintos miembros de la familia.

Los cambios sociales han modificado la "red de seguridad" que tenían las familias ante la eventualidad de un traspié económico o la situación vulnerable de alguno de sus miembros. La anciana tía soltera ayudaba a cuidar a los niños y a la vez era protegida por los sobrinos en su vejez. La abuela se hacía cargo de los nietos cuando la madre se veía obligada a trabajar fuera de la casa. Las personas mayores tenían una importante función en esas familias extensas que cobijaban a varias generaciones. Ahora, muchas abuelas a la vez son mujeres trabajadoras, que no pueden hacerse cargo de sus nietos. Las viviendas en la ciudad son pequeñas, ya no hay lugar para los abuelos o los tíos ancianos.

La sociedad en su conjunto es corresponsable del bienestar de las familias y de cada uno de sus miembros. Esta enorme responsabilidad tiene que conciliarse con el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres: al trabajo, a la salud, a la educación, a la participación en la toma de decisiones sobre los asuntos públicos, a una vida libre de violencia. Allí entran en juego las políticas públicas, es decir, los programas y las acciones de los gobiernos. Destaco una de ellas que sería de gran trascendencia social y que tendría un importante impacto en la vida de millones de mujeres en el país y en Yucatán.

El programa conocido como "Jornada escolar de tiempo completo", en apariencia es una cuestión relacionada fundamentalmente con la educación de calidad a la que tienen derecho todos los niños, independientemente del nivel de ingresos de sus padres. No se trata de volver a las escuelas una especie de "guarderías", sino de transformar a los centros escolares de educación básica -kínder, primaria, secundaria- en centros de desarrollo integral para niños y adolescentes. Por la mañana se impartirían las materias del programa educativo; los niños comerían en la propia escuela y, por la tarde, tendrían actividades deportivas, artísticas, aprendizaje de inglés y computación, hasta las 5 ó 6 de la tarde. Para la gran mayoría de la niñez yucateca, que acude a las escuelas públicas, sería la oportunidad de recibir lo mismo que los niños de las familias que pueden pagar clases particulares de ballet, inglés, fútbol y otras. Para las madres trabajadoras sería la opción del cuidado de los hijos en un lugar seguro, donde además podrían tener espacio para los juegos e incluso lugar para hacer las tareas, cuando en el hogar muchas veces no hay espacio disponible para escribir y concentrarse por el ruido incesante de la televisión y la radio. Y las madres amas de casa podrían decidir entre desarrollar alguna otra actividad o darse a sí mismas algún tiempo de descanso y diversión.

Cuesta mucho dinero. Sí. En 2000 cuando se realizó la propuesta, el monto era de ochenta mil millones de pesos anuales (ocho mil millones de dólares). Ignorábamos entonces que el país habría de recibir ingresos extraordinarios provenientes de los altos precios del petróleo, mismos que fueron despilfarrados en otras oscuras "prioridades". Tampoco se trata de hacerlo todo y de una vez, sino con un mecanismo gradual de incorporación de planteles, que podría comenzar por las escuelas de educación preescolar, puesto que la mayoría de ellas están equipadas con cocineta, tienen área de descanso para los niños y sólo funcionan por la mañana.

Claro que después de ver "De Panzazo" no puedo quitarme la imagen de deterioro de la infraestructura educativa, de las sillas rotas apiladas y las pintas ensuciando las paredes. Para transformarlas en centros de desarrollo habría que modificar drásticamente el entorno material y la concepción de la función de las escuelas, comenzando desde luego con los maestros, los alumnos y los mismos padres de familia.

En este 8 de marzo de campañas electorales, el Día Internacional de las Mujeres debe ser ocasión en que los candidatos verdaderamente se comprometan con las políticas públicas que pueden facilitar el ejercicio de los derechos de las mujeres, su plena ciudadanía.

La "jornada escolar de tiempo completo" sería una auténtica revolución encaminada en ese sentido.

Adición. Con pena, cuando el tema parecía resuelto, resurge con fuerza la amenaza de las "Juanitas". Resulta que el PRI, contra su costumbre, ha incluido a varias candidatas al Senado en lo que se denomina "doble vía": de mayoría y en la lista nacional. Curiosamente, no parecen ser mecanismos de protección frente a la eventualidad de perder la elección directa, sino una nueva manera de violar el porcentaje de representación femenina que marca la legislación electoral, puesto que en los estados seleccionados tiene el PRI una alta probabilidad de triunfo, lo que significaría correr en automático la lista, y abrirle paso al Senado a los hombres. Cumplir la Ley en la forma, violarla en el fondo: ¡qué burla!- Mérida, Yucatán.

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