Adoptemos al huerfanito. Análisis del III Informe de Gobierno

Dulce María Sauri Riancho

http://www.yucatan.gob.mx/transparencia/informes_gobierno.htm es la dirección electrónica para conocer el texto del III Informe de Gobierno, ese documento que fue entregado el tercer domingo de octubre al presidente del Congreso por el secretario general de Gobierno.

Las 715 páginas que integran el III Informe de Gobierno contienen la mayoría de las actividades gubernamentales desarrolladas en el periodo comprendido entre octubre de 2009 y septiembre de 2010. Son numerosos los apartados distribuidos en los seis grandes "pilares" del Plan Estatal de Desarrollo 2007-2012. Tiene muchas cifras y datos; programas y reporte de acciones gubernamentales muy variadas. Es posible que su edición impresa sea hermosa y esté acompañada por un disco compacto con toda la información computarizada. Hasta allá vamos bien.

¿Qué hacer con el Informe? A diferencia de los diputados que tienen la obligación constitucional de analizarlo y las facultades legales de solicitar la comparecencia de los funcionarios de gobierno, la sociedad, las personas y las familias yucatecas muy probablemente piensen que tienen muy poco qué ver con el informe; menos aún, se plantean la posibilidad de "hacer algo" con la información que proporciona.

Sé que no es fácil ni atractivo lidiar con la lectura de un documento oficial. Su lenguaje se siente extraño, desconocido. Dice muy poco, aunque venga envuelto en muchas palabras. Pero vale la pena porque es un paso ineludible en la construcción de una verdadera contraloría social, que es la vigilancia ciudadana sobre la actuación de las autoridades. En consecuencia, les propongo que elaboremos conjuntamente una "guía para leer el Informe" y sobrevivir al intento.

Primer paso. Entrar a internet. Si la curiosidad es amplia, en el sitio se encuentran los correspondientes a los dos años anteriores, por lo que hasta se podrían establecer comparaciones.

Segundo paso. Comenzar a buscar. Para eso es necesario definir qué queremos saber de la actuación del gobierno este último año. Si nos interesan las finanzas públicas, por ejemplo, se podría revisar la parte relativa al Gasto Público y conocer a grandes rasgos cómo erogó el gobierno $22,015 millones, aproximadamente. Si otros más quieren conocer el funcionamiento de la oficina de la gobernadora, puede abrir el apartado "Un gobierno que escucha". Si la curiosidad se concentra en las acciones de comunicación social y en el desempeño de los medios públicos estatales como Canal 13 o IMER en la radio, también tienen su apartado.

Tercer paso. Hacer un alto y preguntarse si la información disponible despeja la inquietud o aumenta la duda. Por ejemplo, si alguien quiso saber de los ingresos del gobierno en este año y revisa las cifras, encontrará que los ingresos del gobierno (los de "libre disposición"), sumados a los federales y a los extraordinarios se incrementaron 25% en relación con el "periodo precedente" (el año pasado). Pero si lo confronta con los datos del apartado Gasto Público, se encontrará con la afirmación de que por la disminución de los ingresos presupuestarios durante el ejercicio fiscal de 2009 ¡se gastó menos en 2010! Entonces, ¿el aumento de 25% en los ingresos no fue suficiente para hacer obra pública, pagar a proveedores, mejorar la calidad de los servicios? ¿Dio o no dio la federación la parte que le correspondía? ¿Por qué no hubo recursos para cumplir los paripasu, cuya ausencia ha provocado la pérdida de presupuestos previamente autorizados para diversos programas?

Cuarto paso. Dejar a un lado el terreno de lo abstracto de las finanzas públicas y volver a lo concreto de la vida cotidiana. Para lograrlo, por ejemplo, se puede comenzar la revisión del apartado Acciones en materia de Salud. Allá está el dolor humano y las deficiencias, algunas veces mortales, de los hospitales públicos del interior del estado. Así, podríamos enterarnos del reporte sobre la ampliación del hospital San Carlos de Tizimín, el mismo que una y otra vez ha sido señalado como "rebasado por la demanda" de los enfermos del oriente del estado, y que los hospitales de Valladolid y Tekax aún continúan en obras de modificación tres años después, por no reunir los requisitos exigidos para funcionar.

Quinto paso. Comentar con amigos y conocidos la pertinencia de conocer los documentos oficiales, que de acuerdo con la Ley de Transparencia tienen la obligación las autoridades de poner al alcance del ciudadano. Cuando rechazamos la revisión de los documentos públicos propiciamos que las autoridades presten escasa atención a lo que se envía al Congreso o a la opinión pública, ante la casi certeza de que muy pocos lo leerán y menos aún lo analizarán. ¡Qué sorpresa se llevarían si comenzaran los representantes de organizaciones sociales o simples ciudadanos con sentido común y sensibilidad social a hacer preguntas a las autoridades! Por cierto, la misma Ley de Transparencia en teoría les obliga a responder.

Sexto paso. ¿Por qué no organizarse? Existen algunas experiencias de gran impacto sobre la participación de las organizaciones sociales en el análisis de las políticas públicas, el presupuesto federal y su aplicación. Una de ellas -Fundar, Centro de análisis e investigación- realiza esta actividad desde hace varios años con muy buenos resultados, en cuanto acicate a las autoridades.

Provengo del sector público. Por eso estoy convencida de que en esta etapa del país y del estado la participación social es indispensable para hacer que funcione la vida pública; sólo de esta manera podemos salir de este enorme bache en que nos encontramos atorados. El análisis del III Informe, del solitario y silencioso informe, puede ser una excelente ocasión. Adoptemos al huerfanito...- Mérida, Yucatán.

dulcesauri@gmail.com

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