Confecciones 4T. Trajes a la medida
Dulce
María Sauri Riancho
“Todo gobierno tiene
derecho a organizarse como mejor considere”, reza una máxima política que busca
facilitar la aprobación de las reformas necesarias para que las nuevas
autoridades puedan crear su nueva estructura administrativa sin restricción
alguna. Pero ese requerimiento, además de la Constitución, tiene otros límites,
como la división de poderes y el federalismo que rige las relaciones entre los
estados, los municipios y la federación. Las reformas se encuentran actualmente
en el Senado en calidad de minuta, es decir, esperando su discusión y
aprobación para ser publicadas. Si se mantienen en sus términos, concentrarán
el poder en la figura presidencial. Así, considera el nuevo gobierno, se podrá
combatir la corrupción.
foto: altonivel.com.mx |
Secretarías controladoras.
Los mecanismos para lograr este propósito se concentran en cuatro secretarías y
una oficina, ni más ni menos que la del presidente de la República. 1) Hacienda
realizará todas las contrataciones de obras y servicios del gobierno en su
conjunto; de ella dependerán todas las unidades de administración y finanzas, a
cuyos titulares nombrará y removerá libremente. 2) La Consejería Jurídica hará
lo mismo con la totalidad de las y los titulares de las direcciones jurídicas,
tanto de las secretarías como de los organismos del sector paraestatal. 3) La
oficina de Comunicación Social, dependiente de la Presidencia de la República,
tendrá la potestad de designar a los responsables de cada una de las
dependencias, así como despedirlos cuando a su juicio no cumplan adecuadamente
su trabajo. 4) Ya existía, pero se refuerza, la presencia de la Secretaría de
la Función Pública a través de la figura de los comisarios, con capacidad de
fiscalizar las actividades de las distintas dependencias. 5) Gobernación,
disminuida y desvestida por la todopoderosa Secretaría de Seguridad, se queda
con la atribución de nombrar y remover a los enlaces legislativos de las
distintas secretarías y entidades paraestatales.
Estas personas son las que
mantienen el contacto directo con las y los legisladores de las dos cámaras.
Gobernadores federales.
Los popularmente conocidos como “superdelegados”, concentrarán en sus personas
todo el poder de la administración pública federal. Su creación tendrá
importantes repercusiones en la relación entre los estados y la federación.
Ellas y ellos nombrarán y removerán a los representantes (ya no delegados) de
las distintas dependencias en los estados; encabezarán los consejos estatales
de coordinación en materia de seguridad, entre otras relevantes funciones. Esta
especie de “gobernadores federales” dependerán directamente del Presidente de
la República, para que no haya duda alguna de a quién representan y servirán.
No es rumor, ni chisme ni intento de descalificación política. Así quedó en la
Ley, si es que los senadores no alcanzan a modificarla.
Secretaría de Seguridad y
Protección Ciudadana. Es la estrella más grande del universo burocrático de la
próxima administración. Creada como Secretaría de Seguridad Pública en el
inicio de la administración de Vicente Fox en 2000, desapareció en 2012, cuando
sus funciones fueron retomadas por Gobernación. Ante el fracaso de las
políticas de seguridad del gobierno que está por concluir, la administración
lopezobradorista decidió revivirla, reforzándola y ampliando sus atribuciones.
Se le pasó el aparato de inteligencia política, el CISEN, así como la
protección civil en caso de desastres. Su papel protagónico en el Plan Nacional
de Paz y Seguridad 2018-2024 recientemente anunciado, solo se ve limitado por
la disposición de que la Secretaría de la Defensa Nacional asuma el mando
operativo de la Guardia Nacional, cuerpo que se pretende formar a partir de la
policía militar, naval y la policía federal. El secretario de Seguridad,
Alfonso Durazo, encabezará el Consejo Nacional de Seguridad Pública y presidirá
el de Seguridad Nacional en ausencia del Presidente de la República.
Concentración de poder puro y llano, sin otro contrapeso más que la voluntad
presidencial.
El colmo de la
centralización se expresa en los consejos estatales de coordinación en materia
de seguridad, órganos ejecutivos que se reunirán todas las mañanas —por mandato
legal— y al que podrán asistir, en calidad de “invitados”, las autoridades
estatales. Atrás de este desplazamiento ofensivo se encuentra el prejuicio de
que todos los gobernantes estatales y municipales son corruptos e ineficientes,
por lo que hay necesidad de marginarlos para que no contaminen al nuevo
gobierno federal.
Trajes individuales a la
medida. Dos nombramientos presidenciales demandan reformar leyes para que
puedan asumir sus cargos los elegidos. En el Servicio de Administración
Tributaria (SAT), la persona designada no cumplía el requisito de experiencia
en puestos directivos en la materia de la institución que pretende encabezar. Faltaba
más: se elimina el incómodo requerimiento. Y la más reciente se dio en el Fondo
de Cultura Económica, organismo regido por la Ley de Paraestatales. Resulta que
el futuro director no es mexicano por nacimiento, mandato de la norma vigente.
Ya se anunció que se removerá esa “molesta” exigencia cambiando la Ley.
No está de más recordar la
amplia mayoría de la que goza Morena en ambas cámaras. Esto quiere decir que
todo lo que se propongan aprobar lo podrán hacer solitos, haciendo a un lado o
ignorando a las fuerzas políticas opositoras. Las negociaciones y la búsqueda
de equilibrios políticos producen mejores leyes. Por el contrario, acallar a
las minorías representa un riesgo cuando se trata de perfeccionarlas. La
“Cuarta Transformación” elabora trajes a la medida. ¿Queremos regresar al
pasado autoritario que tanto esfuerzo ha costado transformar? A quienes no
estemos conformes con la estrategia 4T nos espera una larga y desigual lucha
sexenal. Pero valdrá la pena librarla. Sin duda alguna.— Mérida, Yucatán.