Cartas sobre la mesa. Vila y los legisladores
Dulce María Sauri Riancho
El sábado pasado se reunieron por
primera vez el gobernador electo y los legisladores federales del PRI, del
Verde, Nueva Alianza y del PAN. Faltamos tres: dos de Morena (diputado y
senadora) y una servidora, retenida en Ciudad de México (CDMX) por actividades
de la Mesa de Decanos –de la que formo parte—, encargada de instalar la LXIV
Legislatura justamente hoy, miércoles.
No todo fueron expresiones de
beneplácito ante este importante encuentro. De uno y otro lado —PRI y PAN—
algunas voces cuestionaron la pertinencia de reunirse con quienes, hasta hace
unas cuantas semanas, eran feroces adversarios políticos. Sin embargo, fue un
paso inicial hacia un diálogo que resulta indispensable para contribuir a la
gobernabilidad de Yucatán. La mayoría de los diputados federales y senadores
somos del PRI, partido que perdió la gubernatura, reducido a un pequeño grupo
en ambas cámaras, 45 y 14, respectivamente. Por esa y por otras razones,
Mauricio Vila no la tiene fácil. A diferencia de 2001, cuando ganó el PAN el gobierno
estatal, no habrá un correligionario en la presidencia de la república, sino un
cerrado opositor a lo que representa su partido y que, además, ganó con el 53%
de los votos, incluyendo Yucatán. Primera manifestación de esas tensiones, el
nombramiento del “súper-delegado” federal recayó en quien fue su oponente al
interior del PAN y que al salir de su partido se convirtió en abanderado de
Morena. El PRI tendrá la mayoría relativa en el Congreso local, cuya
legislatura se conformará el próximo 1º de septiembre. En el frente panista es
obvio que siguen las disputas y tensiones, a las que se suman los problemas del
PAN nacional para incrementar las dificultades del gobierno que se inicia en 33
días.
La tentación de l@s priístas es
dejar al futuro gobernador librado a su suerte en su relación con el gobierno
de López Obrador. La tentación de Vila sería cerrar su círculo con personajes
cercanos, los que le brinden mayor seguridad en el gobierno que inicia.
“Negociación” es palabra maldita,
pero muy socorrida, en la política de estos días. La percepción ciudadana es
que negociar entre polític@s significa transar o realizar componendas que en
nada la benefician. Cambiar este sentimiento no sucederá por arte de magia.
Requiere de una acción concertada entre los distintos actores políticos. Lo que
reclama Yucatán en estos días es la construcción de “acuerdos efectivos”. El
primer paso se dio con el diálogo entre autoridades de distintos poderes,
electas legítimamente. El siguiente, de gran trascendencia, permitirá dar
efectividad a esos acuerdos, que no es otra cosa que alcanzar resultados
tangibles en beneficio de la sociedad y de Yucatán.
Pongamos un ejemplo de las
negociaciones indispensables para transitar el inicio del nuevo gobierno
estatal. La primera estación será el llamado “paquete económico”, ley de
Ingresos, Presupuesto de Egresos del estado. El ejecutivo presentará su
proyecto unas semanas después de arrancar su gobierno. Lo recibirá un Congreso
estatal de mayoría opositora. Para esas fechas, a finales de noviembre, estará
a punto de iniciar la próxima administración federal. El gobernador Vila tendrá
que negociar con los legisladores opositores al PAN y con sus mismos
correligionarios, para que puedan salir, en tiempo y forma, los ingresos y el
presupuesto en el Congreso del Estado. Por su parte, senadores y diputados
federales tienen un papel fundamental en la definición del monto de las
participaciones que vía la Ley de Coordinación Fiscal, deberán llegar al
presupuesto estatal. En un número importante de programas que se aplican
localmente —lo que incluye a los municipios—, predominan las aportaciones
federales que se aprueban en el Presupuesto de Egresos de la Federación. Tratar
de “acercar” más recursos federales para los estados y los municipios yucatecos
requiere de una acción concertada con los legisladores federales de todos los
partidos políticos, sin distinción alguna. Si Vila se limitase a buscar el
respaldo de los diputados de su partido, se encontraría con sólo dos apoyos en
la Cámara de Diputados y uno en la de Senadores. En cambio, si suma a la
totalidad de representantes populares federales podría llegar a contar con 10
personas, polític@s con experiencia probada quienes serían sus aliados para
obtener los mayores recursos posibles para Yucatán.
Una posible amenaza al Federalismo
por la creación de la figura de los “súper-delegados” será mucho más fácil de
enfrentar si se encuentran unidos el ejecutivo estatal y los diputados y
senadores, con la probable excepción de los representantes de Morena.
El diálogo y la información son
las dos herramientas fundamentales para generar una percepción ciudadana
positiva sobre los acuerdos que alcancen las fuerzas políticas. Esto
significará elaborar en las próximas semanas una agenda conjunta que, dada a
conocer públicamente, permita dar seguimiento a los compromisos de todos los
interesados. Pero eso no basta, Los actores políticos necesitan ser efectivos,
es decir, dar resultados concretos y tangibles de sus negociaciones. Podemos
intuir qué quiere Mauricio Vila de sus reuniones con legisladores de los
distintos partidos. Todavía no tenemos claridad respecto a lo que quieren y
esperan del gobierno de Vila Dosal las y los legisladores de oposición. Faltan
los encuentros con los diputados locales y presidentes municipales.
Las reuniones con el gobernador
electo no son eventos para tomar café y platicar discretamente sobre algún
asunto público. Pueden y deben transformarse en espacios para la construcción
de consensos que ayuden a la nueva administración a avanzar aceleradamente.
¿Qué ganan las oposiciones de
estos encuentros? De entrada, contribuir a la existencia de un buen gobierno en
Yucatán. Avanzar en la agenda propia, de acuerdo a las prioridades de cada
grupo parlamentario. Poner las cartas sobre la mesa, con transparencia y
voluntad de hacer las cosas bien, ayuda a conformar alianzas duraderas y
estables. Así se entiende, habremos de actuar en consecuencia.