Primer Debate Presidencial: política y gobierno


Dulce María Sauri Riancho
Hubo debate el domingo pasado. Hay que reconocer que en esta ocasión el formato se apartó de los acartonados monólogos, en buena medida gracias a la experiencia de quienes conducen cotidianamente programas televisivos o radiales. Ellas y él supieron con cortesía y firmeza regresar al redil a quienes preferían evadir definiciones claras sobre algunas cuestiones espinosas.

¡Cuántas palabras se pueden expresar a lo largo de dos horas y casi 16 minutos! La señal del INE se prolongó después de los agradecimientos de los conductores, lo que permitió presenciar la apresurada salida de López Obrador, sin despedirse de nadie, antes de haber concluido la transmisión. ¿Por qué tanta prisa? ¿Estaba molesto consigo mismo por haber menospreciado a sus adversarios y haberse engolosinado en las encuestas que lo colocan en los cuernos de la luna?
Hubo tres bloques en Política y Gobierno, tema de este primer debate. He aquí los puntos más relevantes que desde mi perspectiva muestran coincidencias y divergencias que permiten distinguir las diferencias entre los cinco aspirantes a la silla del Palacio Nacional.

Seguridad pública y violencia. Una y otra vez los moderadores insistieron en que los participantes plantearan las medidas específicas que adoptarían. Coincidencia: no ha funcionado la actual estrategia. Diferencias: la mayor se encuentra en la cuestión de la amnistía para delincuentes. López Obrador la plantea como camino para conseguir la paz. Los otros cuatro la descalifican. Para el puntero en las encuestas, la situación de pobreza es la causa de la actual ola de violencia; en consecuencia, mientras no haya crecimiento económico, seguirá presentándose. Esta postura recibió un rechazo por parte de Margarita Zavala, quien le demandó “no criminalizar a los pobres”. En el corto plazo, Meade y Anaya coincidieron en la necesidad de más investigación e inteligencia policiaca para combatir al crimen organizado. Pero hay matices importantes. El candidato del Frente plantea desmantelar, no sólo descabezar, a los cárteles. Meade va más allá, pues fue el único que realizó un diagnóstico del actual fracaso, al señalar la profunda transformación de la actuación de la delincuencia organizada, que pasó del trasiego de la droga por carreteras y caminos, a una verdadera disputa del territorio con los gobiernos, tal como desafortunadamente se presenta en varias partes del país. El candidato de “Todos por México” se propone en los primeros 100 días de gobierno realizar acciones para promover un código penal único en todo el país; crear una agencia especializada en investigación y cuadruplicar la capacidad de investigación del Estado. Meade distingue tres fases en la estrategia contra la inseguridad y la violencia: prevención, disuasión y combate a la impunidad. A pregunta expresa, explicó que la Ley de Seguridad Interior brinda certeza a la actuación de las fuerzas armadas, así como “absoluta claridad” a los ciudadanos sobre el tiempo y lugar de su intervención. Respecto a la legalización de las drogas, Meade remarcó que sería un ataque parcial al crimen organizado, puesto que mantendría prácticamente intactas sus otras fuentes de financiamiento ilícito.

Combate a la corrupción e impunidad. Hubo amplia coincidencia del gran reclamo social frente a estos males. Las diferencias, una vez más, están en la forma de enfrentarlos y en el papel que cada uno asigna a las instituciones. Para López Obrador, basta con la honestidad del presidente de la república para que la fuerza arrolladora del ejemplo se imponga sobre gobernadores, alcaldes y otros servidores públicos. Para Anaya, deberá reformarse la Constitución para que el presidente de la república pueda ser procesado por corrupción durante el ejercicio del cargo. Dio algunas propuestas concretas, como la eliminación total del dinero en efectivo en las transacciones de gobierno, y el nombramiento de un fiscal autónomo e independiente. El tema de la corrupción fue la zona del deslinde de José Antonio Meade con la actual administración. Dijo: “En mi gobierno no habrá ‘estafas maestras’, ni moches, ni ligas, ni naves industriales”. Se comprometió a ser el primer presidente de la república sin fuero y a impulsar un ministerio público autónomo. Expresó: “no más ministerios públicos de consigna” Y reiteró: “no tengo componendas con ninguna persona; mi único compromiso es contigo”. Él sabe que la honestidad personal es indispensable, pero no es suficiente para eliminar el flagelo de la impunidad y la corrupción. Por eso, Meade propone incorporar a la secretaría de Hacienda, al Servicio de Administración Tributaria (SAT) y al Instituto Nacional Electoral (INE) al Sistema Nacional Anticorrupción.

Democracia, pluralismo y grupos vulnerables. La gran protagonista de este segmento fue la figura de “revocación de mandato” concebida como mecanismo para asegurar el cumplimiento de las promesas de campaña. López Obrador propone aplicarla a los dos años de gobierno, “consultando al pueblo” mediante una estrategia por definir. Anaya está dispuesto a discutir el tema, al igual que Rodríguez. Margarita Zavala ofrece la instalación de un “observatorio ciudadano” para dar seguimiento a sus compromisos. Meade rechaza la revocación, por inútil y cara. En cambio, volverá sus promesas de campaña, compromisos de gobierno que a su vez, integrarán el Plan Nacional de Desarrollo, que se presentará ante el Congreso de la Unión para su aprobación. Al hacerlo, el poder Legislativo compromete autorizar los recursos necesarios para su realización. En este apartado, Jaime Rodríguez introdujo la posibilidad de la segunda vuelta en la elección presidencial. Ninguno de los tres moderadores recogió la pregunta, aunque se escucharon voces aisladas de asentimiento para, al menos, discutir esta posibilidad. Poco, muy poco dijo Anaya sobre su propuesta de gobierno de coalición. Decidió utilizar su tiempo en atacar a sus adversarios.

Deliberadamente he dejado a un lado acusaciones y frases de artificio de la esgrima verbal. Manos mochadas, preparatorias militarizadas; departamentos de “regalo” y vocación de recogedor, entre otras. Estoy convencida de que este debate lo ganó México. Y las propuestas principalmente corrieron a cargo de José Antonio Meade.— Mérida, Yucatán.

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