Cervecería yucateca. Regresa la que se fue
Dulce
María Sauri Riancho
El pasado domingo, como parte del
mensaje por su informe anual, el gobernador realizó un recuento de las acciones
en materia de bienestar: educación, salud, atención a grupos vulnerables;
siguió con los logros en materia de seguridad, para abordar enseguida los
aspectos productivos, de empleo y de ingresos. Habría mucho que comentar, pero
elegí centrarme en los aspectos vinculados a la producción presentes en este II
Informe. Así, nos enteramos de las importantes inversiones de Kekén (KUO, Grupo
Porcícola Mexicano, S.A.) y Bachoco, S.A., para integrar los procesos
productivos de carne de cerdo y de pollo, así como de huevo de plato.
En materia de empleo, Zapata Bello
reconoció que si bien el estado de Yucatán es el segundo más bajo en desempleo
del país, es uno de los últimos en el ingreso de los trabajadores. Dijo estar
dispuesto a revertir esa situación mediante el estímulo a las inversiones de
los particulares, generando las condiciones necesarias para que las empresas y
los negocios puedan prosperar. Los avances en la agroindustria y en la
tecnificación del campo registrados en el Informe son importantes, pero aún son
insuficientes para cumplir su compromiso de reindustrializar Yucatán. Entonces
vino el anuncio.
El 19 de enero de 1900, hace 115 años,
se firmó la escritura constitutiva de la Cervecería Yucateca, S. A. El
presidente de su consejo de administración era José María Ponce Solís, tronco
de una poderosa familia empresarial de Yucatán que se ha extendido por cinco
generaciones. El secretario del consejo y yerno de su presidente, era Serapio
Rendón Baqueiro, el prócer yucateco asesinado, al igual que Belisario
Domínguez, por el traidor Victoriano Huerta. Vale destacar que la Cervecería se
formó a contraflujo de las inversiones de ese entonces, que principalmente se
dirigían a la industria henequenera. Su fundador, un exitoso exportador de
fibra, decidió diversificar sus negocios; escuchó la sugerencia de su hijo
Manuel, a quien había enviado a estudiar al extranjero, para establecer una
fábrica de cerveza y aprovechar de esa manera el consumo que se había
incrementado como consecuencia de la bonanza henequenera. Es cierto que 10 años
antes, en 1890, se había fundado la primera factoría cervecera en México, que
fue la Cuauhtémoc de Monterrey. Estas dos empresas cerveceras, la yucateca y la
regiomontana, fueron las únicas dos propiedad de mexicanos, en tanto que las
otras estaban en posesión de extranjeros.
La Cervecería Yucateca sobrevivió las
sucesivas crisis económicas que vivió Yucatán y su henequén. En 1951, logró
incluso construir nuevas instalaciones cerca de Chuminópolis, para fabricar las
marcas que habían sucedido a “La Mestiza”, “La Estrella” y “El Conejo”. Como
empresa regional, la Cervecería sucumbió en 1979, cuando fue vendida al Grupo
Modelo, fabricante de la exitosa cerveza Corona y otras marcas. Los nuevos
propietarios adquirieron, además de las instalaciones fabriles, las populares
marcas yucatecas: “… Carta Clara, deliciosa; León Negra, ¡qué sabrosa!; y la
cerveza Montejo, exquisita de verdad…”. Paulatinamente, la operación de
producción y envasado se fue trasladando hacia la planta inaugurada en Tuxtepec
en 1984. A finales de los años noventa, la cerveza yucateca ¡se producía en
Oaxaca! En 2002, la Cervecería cerró definitivamente su operación, y sus
instalaciones demolidas cedieron paso a un moderno centro comercial.
Como gobernadora, intenté
infructuosamente que la nueva planta que habría de construir el Grupo Modelo en
1992 se instalara en Yucatán. Ganó la partida Zacatecas, donde se inauguró en
1997. Sabíamos que el sabor tradicional asociado a la cerveza de estas tierras
provenía de dos factores: uno, el lúpulo que se importaba de la entonces
Checoeslovaquia, por autorización especial del gobierno ante el relativo
aislamiento de Yucatán del centro de la república, donde se producía y produce
la malta cervecera. La otra condición única era el agua del subsuelo yucateco.
Las sales minerales le dan sabor, al igual que al chile habanero, que no se
puede replicar cuando se cultiva en otros lados.
Ahora, en Hunucmá, con agua yucateca y
quizá con lúpulo de importación, la Montejo y la León Negra volverán por sus
fueros. Es la primera decisión de inversión que toman los nuevos propietarios
del Grupo Modelo, la empresa belga AB-inBev. Será su octava planta y la primera
ubicada en la región del Golfo de México y el Caribe. Quizá los nuevos
propietarios han visualizado las oportunidades que se presentan en esta región
de México, tanto por la demanda del norte de Quintana Roo, como por las
posibilidades que conlleva la apertura comercial de Cuba, además del mercado
centroamericano. La disponibilidad del puerto de Progreso puede llevar incluso,
en un futuro, a surtir parte la demanda de la costa este de los Estados Unidos
desde Yucatán.
No me quiero ver como la lecherita, que
ni siquiera tenía la vaca y ya estaba gastando el dinero del queso. Sé que
faltan muchísimas cuestiones para que se pueda potenciar una inversión tan
importante como ésta. Un elemento central es la conectividad ferroviaria de
Yucatán con el centro del país, que fue abordado también en el Informe. Si no
existe, ¿cómo traerán las latas, los empaques y los envases? ¿Cómo distribuirán
la cerveza producida y empacada? Falta también resolver el problema del abasto
de energía de calidad y a precios competitivos. Gas natural para las plantas
industriales y para la producción de energía eléctrica. Yucatán no puede
competir sin resolver este problema.
¡Bienvenida a casa, Cervecería
Yucateca! Como sucedió en 1900, que sea símbolo de creatividad y búsqueda de
nuevos caminos para la prosperidad de esta tierra.- Mérida, Yucatán.