Sociedad y presupuesto 2014. La aceituna del coctel
Noviembre es el mes del presupuesto.
Así como octubre nos dejó el aumento de los impuestos, el penúltimo mes del año
trae consigo la repartición de los recursos que, se estima, serán recaudados
durante 2014. La Cámara de Diputados cumplió con celeridad la aprobación del
llamado “paquete económico” la semana pasada.
A Yucatán le fue bien en el reparto del
gasto federal para el próximo año. Varias obras de interés estatal recibieron
recursos y otras, de compromiso federal como el proyecto del tren
transpeninsular, también. En breve, el gobernador Zapata mandará al Congreso
sus iniciativas de Ingresos y Egresos, ya con la certidumbre de las cifras
autorizadas por la Legislatura federal. En este plácido océano de optimismo, el
único prietito en el arroz ha sido la pretensión no satisfecha de las
organizaciones empresariales para participar en la formulación de los proyectos
de presupuesto estatal para 2014. Sin embargo, tanto el requerimiento de los
demandantes -las organizaciones empresariales-, como la respuesta del gobierno
estatal dejan ver un lamentable olvido: la Ley de Planeación, que establece la
participación de la sociedad en todo proceso planificador al través de los
comités de planeación -estatal y municipal- y que incluye la propia formulación
de la iniciativa de presupuesto que el gobernador envía al Congreso del Estado.
¿Cómo, entonces, se reclama lo que ya existe en la ley? La explicación más
sencilla es que, aunque la obligación se encuentra establecida, tanto el
Coplade como la mayoría de los órganos colectivos de consulta sólo existen y
funcionan para el acto de instalación, cuando se imprime la foto
correspondiente. Y después, si te vi no me acuerdo.
Es muy fácil responsabilizar al
gobierno de que estas instancias de participación se queden simplemente en las
páginas de los periódicos, sin incidencia alguna en la vida cotidiana y menos
aún, en el mejoramiento de las funciones gubernamentales. Sin embargo, también
las organizaciones de la sociedad, civiles, empresariales, tienen su parte de
responsabilidad en esta omisión. Tiene que ver con la indefinición de las
formas concretas de participación y, sobre todo, con los mecanismos de
rendición de cuentas a sus pares, a la sociedad, sobre esta tarea que ella
misma, al desempeñarse como sus representantes, les encarga.
No pretendo que los presidentes del
Centro Empresarial, de la Canacintra o de la Canacome, por citar a los más
activos, sean especialistas en procesos de programación-presupuestación. No
obstante, es conveniente analizar lo que en otras partes del país se ha venido
realizando ante la creciente exigencia social de transparencia y rendición de
cuentas por parte del gobierno. Cito dos casos que pueden ayudar a encontrar el
rumbo a este reclamo de participación. Me refiero a “Fundar. Centro de análisis
e investigación” y al Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
El primero, Fundar, es un organismo de la sociedad civil que se sostiene con
donativos de diversa índole, con un mandato de transparencia y acceso a la
información en materia de derechos humanos y de programación y ejercicio del
gasto público. Por ejemplo, ya tienen en línea (www.presupuestoabierto.mx) un
análisis de lo aprobado por la Cámara de Dipu- tados que, en lenguaje claro y
sencillo, permitirá conocer y dar seguimiento al presupuesto federal 2014.
El otro órgano especializado es el
CEESP. Fue establecido hace 50 años para monitorear el comportamiento de la
economía y del propio gobierno en estos asuntos. Funge como asesor del Consejo
Coordinador Empresarial (CCE) y de diversas empresas de primer nivel en el
país, las cuales lo financian. Cuando Fundar o el CEESP hablan, lo hacen con
los “pelos de la burra” en la mano. A eso se dedican.
Cuando proporcionan documentos a los
interesados, éstos saben que pueden emplearlos con toda confianza, porque son
producto del análisis de especialistas en cada tema.
Volviendo a Yucatán, ¿sería demasiado
pensar en la pertinencia de la formación de un centro especializado de esta
naturaleza, que brindara asesoría en los temas de programación-presupuestación,
ejercicio y evaluación del gasto público a las organizaciones de la sociedad?
Tenemos una muestra en la Fundación Plan Estratégico de Yucatán, en que es
posible sumar recursos de la sociedad y del gobierno con el propósito de
mejorar la planeación del desarrollo de la entidad. Aunque algunas veces las
opiniones del Plan Estratégico no son tomadas en cuenta, su voz orienta y, en
ocasiones, obliga rectificaciones en las conductas de las autoridades.
Imagínense lo importante que sería
contar con un mecanismo social efectivo de seguimiento del gasto público: cómo
gasta el gobierno, a quién le asigna los contratos, si cumplen en tiempo las
compañías, entre otras cosas indispensables para evaluar la acción
gubernamental. Una organización capaz de digerir oportunamente la información
del Inegi (los censos, las encuestas), de tal manera que sus representantes en
los distintos comités de consulta o asesoría tengan suficientes datos para
debatir e incluso para rebatir los planteamientos institucionales.
En el fondo se trataría de empoderar
verdaderamente a los representantes de la sociedad en los consejos, los comités
y comisiones que las leyes mandatan crear. Que haya capacidad para exigir su
integración, pero también para impulsar su correcto funcionamiento. Quizá sea
ésta la ocasión para que los representantes de la “sociedad civil” dejen de ser
la aceituna del coctel, que adorna, pero que a la hora de beberlo, la hacemos a
un lado.- Mérida, Yucatán.