Candidaturas ciudadanas y partidos políticos. El recién llegado.

Dulce María Sauri Riancho

"¿Gabriel qué...?", es el comentario que surge cuando se menciona el nombre del recién llegado a la contienda presidencial. Todo parecía indicar que la competencia sería entre tres, dos hombres y una mujer, representantes de las dos grandes coaliciones (PRI-Verde-Panal y PRD-PT-MC) y el PAN, que irá solo. Sin embargo, la ruptura del convenio de coalición del PRI con el Panal se dio en un momento en que la legislación electoral le impedía a esta fuerza política identificada con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) intentar acuerdos con otros partidos.
Al cuarto para las doce, a punto de vencerse el plazo de las precampañas, el Panal presentó a quien habrá de registrar como su candidato a la Presidencia de la República, Gabriel Quadri. El "número 4" parece perseguir a este ingeniero civil de profesión, con maestría en Austin, Texas, y candidato a doctor en Economía. Desde su apellido, que parece evocar el quadrivium de Pitágoras, cuya escuela de pensamiento le otorgaba gran importancia a la Educación para conseguir la moderación y el dominio de uno mismo, por medio de las cuatro ciencias: Aritmética, Astronomía, Geometría y Música. O su abrupta llegada a una competencia iniciada para los otros tres desde mucho tiempo atrás. O su lugar en la boleta electoral, en el espacio cuatro, que es el que le corresponde al Panal por su fecha de fundación.
Quadri fue director del Instituto Nacional de Ecología durante el gobierno de Ernesto Zedillo. Es una persona sin militancia alguna en organizaciones político-partidistas que, al concluir su responsabilidad como funcionario público, puso una empresa de consultoría en materia ambiental y de desarrollo sustentable. Él mismo ha narrado la forma como recibió la invitación para participar y sus razones y argumentos para aceptar la postulación, como una forma de contribuir a enriquecer el debate político, con una perspectiva diferente, la de un ciudadano.
Esta característica de Quadri vuelve a atraer la atención hacia el tema de las candidaturas ciudadanas, o sea, independientes de los partidos políticos. A una persona sin lazos de militancia le ofreció el Panal una candidatura. La aceptó. Desde luego, su compromiso es respetar los documentos básicos del partido que lo postula (por cierto, son excelentes), que, en este caso, reafirman entre otros principios, la separación de Iglesia-Estado y el papel fundamental de la Educación pública. Pero su anuencia también atrajo hacia Quadri los serios cuestionamientos que existen hacia el SNTE y hacia su presidenta, la maestra Elba Esther Gordillo. Esto significa que, de entrada, Quadri tiene que enfrentar la mala imagen asociada a la organización partidista que lo respalda.
Estamos en presencia de un peligroso círculo vicioso. La Constitución señala que sólo los partidos políticos pueden postular candidatos -es derecho exclusivo-, por lo que un simple ciudadano no puede registrarse para participar, sino que tiene que hacerlo a través de una organización política con la que probablemente no coincida a plenitud. Cuando, finalmente, un ciudadano acepta participar bajo estas reglas, automáticamente es descalificado, juzgado de "oportunista", o desleal a las "verdaderas" causas de la sociedad. Si no, démosle un repaso a las opiniones en torno a la candidatura de la señora Isabel Miranda de Wallace a la jefatura de gobierno del Distrito Federal.
La falta de una vía independiente para participar en las contiendas electorales propicia los "brincos" entre partidos, cuando alguno de sus militantes inconformes al no lograr su postulación, decide ser candidato por otra fuerza política, incluso antagónica desde el punto de vista ideológico a su propia organización de origen. Por ejemplo, en 1998 Ricardo Monsreal, entonces diputado del PRI, ganó el gobierno de Zacatecas, postulado por el PRD. En fechas más recientes, en el mismo estado, un ex-militante perredista, candidato del PRI, venció al candidato del PRD en la contienda y es actualmente gobernador. Y estas situaciones se presentan en todos los partidos. Ahora mismo se debate si José Ángel Córdova, ex secretario de Salud del gobierno de Felipe Calderón, será el candidato del PRI-Verde al gobierno de Guanajuato, entidad que desde 1991 es gobernada por el PAN. Resulta que en la contienda interna panista, este personaje político guanajuatense fue marginado y condenado al lugar veinte y pico de su lista nacional al Senado. Parece "oro molido" para el PRI si logra hacer al Dr. Córdova su candidato. Podría plantarle "cara" al PAN, aun cuando tenga que dejar atrás los cuestionamientos a sus posiciones sobre los temas relacionados con los derechos de las mujeres, entre otros.
Por lo pronto, Gabriel Quadri aportará al resurgimiento de los temas de desarrollo sustentable y medio ambiente en una campaña política presidencial. Su visión fresca, ciudadana, sobre los las grandes cuestiones nacionales contribuirá a enriquecer campañas y debates -dos- entre candidatos presidenciales. Ni su trayectoria ni su imagen dan la impresión de doblegarse ante cualquier intento de amedrentar la libertad de su pensamiento y opiniones, o ante la arremetida de críticas que van dirigidas hacia el partido que lo postula. Tal vez en el "4" de su apellido anuncie el resultado de su participación. Pero su simple presencia es muestra del caudal que las candidaturas ciudadanas podrían aportar a la política en México.

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