Sueños y pesadillas | Naturaleza y fideicomisos

 

 Jueves 23 de septiembre de 2021. Ayer se cumplieron 19 años del paso del huracán “Isidoro” sobre Yucatán. Dicen que el rayo no cae dos veces en el mismo lugar, pero terremoto y tormenta parecen desdecir este popular dicho.

Ya “Cristóbal”, “Gamma” y “Delta” alertaron el año pasado de los grandes cambios que la naturaleza experimentó en cuestión de décadas. Tiempo atrás, las inundaciones que acompañaban las grandes perturbaciones ciclónicas desaparecían apenas brillaba nuevamente el sol. Nos preciábamos de nuestro suelo calcáreo, que absorbía sediento cualquier cantidad de agua que caía en su superficie.

Pero 2020 mostró un escenario inédito: comunidades completas del estado reportaron grandes lagunas que, en vez de disminuir su nivel, aumentó al paso de los días. Hace un año, fuimos testigos de grandes encharcamientos en el complejo habitacional Las Américas, que incluso cobraron la vida de una joven médica, electrocutada por un cable energizado oculto en el agua.

El Country Club, La Ceiba y otros fraccionamientos vivieron sitiados por el agua largos días. Los estacionamientos subterráneos de los centros comerciales y de edificios privados se volvieron albercas. Parecía brotar agua del subsuelo. “¡Qué cosa tan extraña!”, se decía; “una más de las cosas raras fenómenos que trajo el infausto 2020”, expresaban otros.

El invierno yucateco se llevó las malas experiencias, aunque numerosas familias vieron afectado su patrimonio por las inundaciones. El Ayuntamiento se aprestó a bachear las calles dañadas; el gobierno del estado, a fumigar para prevenir la proliferación de mosquitos y, en algunos casos, las fosas sépticas de los hogares fueron desaguadas. Y nada cambió.

Este año la inundaciones volvieron, con más fuerza que el año pasado. Ahora caemos en cuenta que el cambio climático en la Península no significa que las aguas del mar de Progreso lleguen hasta San Ignacio, sino que el manto freático suba su nivel, es decir, la distancia entre la tierra y el agua del subsuelo se reduce cada vez más.

Finalmente entendimos por qué las inundaciones se dan en el norte de la ciudad, donde la profundidad en que se encuentra el manto freático es menor, por su proximidad a la costa. Pero seguimos ignorando los avisos de la naturaleza para modificar las normas de construcción por zonas, exigiendo que los proyectos de casa-habitación en el norte de Mérida cuenten con desplantes, al menos, de 50 cm del nivel de la calle.

Siguen sin suprimirse los sótanos, sin recomendarse que las torres utilicen los primeros niveles para estacionamiento. Seguimos sin drenaje pluvial suficiente, continuamos virtiendo las aguas servidas al subsuelo, contaminando la mayor reserva de aguas subterráneas con que cuenta México.

Lo único positivo que dejó “Cristóbal”, en 2020, fue que Fonatur desistió de su empeño de construir un túnel de 4 km para que el Tren Maya llegara a La Plancha, en el centro de la ciudad de Mérida. Nada más.

La lección es amarga: si las autoridades y la sociedad hubiesen promovido una revisión de los efectos causados por fenómenos naturales en el 2020, si se hubiese escuchado a expert@s en geohidrología de la Península, seguramente nos encontraríamos en posibilidad de tomar mejores decisiones para enfrentarnos a la realidad que acompañará a ésta y a futuras generaciones.

Jueves 23 de septiembre de 2021. Se inicia la sesión de la Cámara de Diputad@s de la LXV Legislatura. Único punto del orden del día: discusión del dictamen sobre fideicomisos. En las elecciones del 6 de junio, las oposiciones al gobierno lograron el triunfo después de una encarnizada campaña en la que uno de los compromisos principales fue el restablecimiento de los 109 fideicomisos cancelados en octubre de 2020.

En todo el país se discutió la urgente necesidad de recuperar Fonden y de restablecer los fondos destinados a la ciencia, al fomento tecnológico y a la formación de investigadores y científicos. A las y los cineastas se les cumplirá al regresar al esquema de financiamiento que les permitía obtener recursos de otros fondos —internacionales y privados— para sus obras.

A la población campesina se le dará una luz de esperanza con la recuperación del fideicomiso de la Financiera Rural. También los deportistas de excelencia verán restablecidos los apoyos para su mejor preparación. Periodistas y personas defensoras de derechos humanos dispondrán del fondo que permita el rápido accionar ante una amenaza a sus vidas o a su integridad física.

Las madres de desaparecid@s recuperarán los recursos para continuar la búsqueda de sus hijo/as en las fosas que dejan de ser clandestinas cuando ellas las encuentran; dispondrán de nuevo de dinero para las pruebas de ADN y los indispensables peritajes forenses.

Los antiguos trabajadores migratorios, exbraceros, quienes cotizaron entre 1942 y 1964 en los Estados Unidos, recuperan los fondos que les pertenecen y que resguardaba el fideicomiso creado en 2005. Los defraudados de cajas de ahorro también tendrán nuevamente la atención de las autoridades de Hacienda y los compromisos de México frente al cambio climático podrán contar con fondos para su cumplimiento.

Las y los nuevos diputados desconocen cuánto queda todavía en esos fondos y fideicomisos, pero este 23 de septiembre aprobarán revertir su desaparición, harán cuentas y en el presupuesto 2022 les devolverán los recursos arrebatados bajo el pretexto de combatir la pandemia del Covid.

14 de octubre de 2020. Es pesadilla que pueda repetirse el escenario de las inundaciones sufridas sin que haya una revisión que derive en medidas eficaces, de la sociedad y de las autoridades, frente al cambio climático.

Es sueño venturoso que, después de las elecciones del 6 de junio de 2021, se desande el camino equivocado de desaparecer fideicomisos de comprobada eficacia. Las pesadillas se combaten despertando y los sueños se cumplen cuando hay determinación de hacerlos realidad.— Ciudad de México.

dulcesauri@gmail.com

Licenciada en Sociología con doctorado en Historia. Exgobernadora de Yucatán y presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados

 

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