Por buenas razones, Progreso en la mira

Dulce María Sauri Riancho
Hace algunas semanas, a principios de febrero, escribí sobre el huracán desatado por las expresiones de la secretaria de Turismo sobre nuestro principal puerto. Cito: “Un joven presidente municipal, de edad semejante y mismo partido que Mauricio Vila, gobierna Progreso. La imprudencia verbal de su secretaria colocó al gobernador como rehén del principal puerto yucateco. Con hechos, ellos y ella tendrán que enmendar la plana de su ‘metida de pata’. Ella no sólo habrá de resolver paisaje y servicios para los cruceristas, sino impulsar un verdadero programa integral de desarrollo turístico para el municipio. Ellos habrán de coordinar esfuerzos entre órdenes de gobierno; conciliar intereses y moderar apetitos de ganancia fácil; acometer las obras de infraestructura indispensables para garantizar la expansión del transporte marítimo y el crecimiento de la pesca y el turismo. El agravio es grande. La tarea también. ¡Viva Progreso!” (Diario de Yucatán, miércoles 6 de febrero, 2019). Me da gusto escribir que tuve razón. La mesa de análisis convocada por el Diario cuyos resultados han sido presentados en dos amplios reportajes dan cuenta del propósito gubernamental de implementar una estrategia transformadora —Plan Maestro le llaman— en el puerto de Progreso. Seguramente en los próximos meses comenzaremos a ver materializados los buenos propósitos compartidos por la secretaria de Turismo, el presidente municipal y dos empresarios estrechamente vinculados a la actividad turística.
Imagen: mexicodestinos.com 
Este feliz desenlace de un desaguisado verbal me lleva a comentar algunas cuestiones relacionadas con el desempeño de la secretaria Michelle Friedman. Entre los nombramientos del gobernador destacó por su oriundez —no es yucateca—, su género y su edad. El complejo entramado de intereses que conviven en el sector turístico yucateco se complicaba con la necesidad de consolidar el nuevo Centro Internacional de Congresos, magna obra que requiere de una intensa promoción para posicionarnos en el competido nicho de mercado de convenciones. Además, la construcción de un buen número de hoteles —la mayoría de 4 y 5 estrellas— también implica un compromiso del Estado para sostener y aumentar el flujo de visitantes. Se trataba de subir a un automóvil en marcha que se desplazaba por el camino correcto, pero que requería aumentar la velocidad para llegar a su destino. En ese sentido: tomar el volante, pisar el acelerador y darle un nuevo rumbo, Michelle Friedman aparece como un personaje a la altura de las circunstancias. Su logro más visible hasta el momento es la realización del Tianguis Turístico 2020 en Mérida. Ciertamente, el gobernador Vila encontró la simpatía del presidente de la república y del secretario federal del ramo, pero competir con otros destinos de México, comenzando por Acapulco, su sede tradicional, fue seguramente tarea complicada a cargo de la titular estatal de Turismo. Sumémoslo al encuentro de premios Nobel y tenemos una excelente exposición de los atractivos yucatecos en un escenario internacional de alto nivel. Semanas atrás dos periódicos estadounidenses, el “New York Times” y “Los Angeles Times”, publicaron sendos artículos sobre Mérida como destino, recomendando plenamente a sus lectores que la incluyeran entre sus opciones de viaje. Ese buen ambiente internacional no surge por magia, sino que se cultiva cuidadosamente. En el ámbito local, el Festival de la Veda puso en el radar a los distintos puertos y sus atractivos, algunos de ellos casi desconocidos para los propios yucatecos. El impulso viene de atrás, sin lugar a dudas, pero en lugar de desconocerlo, parece que la nueva administración ha decidido aprovecharlo y dotarlo de sus propios objetivos y sello característico. La tarea es colosal, más cuando consideramos el contexto nacional y la desaparición de los mecanismos de promoción turística que tan buenos resultados dieron el sexenio anterior. Es más: el popular spot de Chayanne que circula en las redes no hubiese encontrado financiamiento este año porque las llaves se han cerrado. Los recursos recaudados por el impuesto al hospedaje ahora se canalizarán a la construcción del Tren Maya.

Durante años tratamos de emular el éxito del norte de Quintana Roo como destino de playa. Sin embargo, las y los visionarios yucatecos encontraron nuevos nichos y una vocación diversificada para la entidad. Haciendas henequeneras; cenotes acondicionados y paseos por las reservas naturales; convenciones; bodas-destino; turismo gastronómico; extranjeros y nacionales que pasan de ser visitantes a residentes en casas restauradas en el centro histórico de Mérida. Todo ello se ha sumado al atractivo tradicional de las zonas arqueológicas.

El Plan Maestro de Progreso es una muy buena noticia para el turismo de playa. No aspiremos a recrear Cancún, sino dotemos de la infraestructura y de los servicios para que la costa yucateca sea atractiva para turistas nacionales y extranjeros, porque para nosotr@s lo es, aún con todas sus deficiencias. La experiencia ha demostrado que el turismo es un gran multiplicador de empleos y de ingresos para la población por el conjunto de actividades asociadas que se estimulan ante el flujo de visitantes. No desconozco los retos de hacer sostenible la actividad turística, respetuosa de las personas y del entorno geográfico y cultural que la sustentan. Su desarrollo debe beneficiar al estado en su conjunto, no sólo a Mérida. Faltan muchas cosas, sí, pero teniendo una idea clara del rumbo podremos solventarlas. Muchos dudaron si llegarían los cruceros al puerto de altura de Progreso: vienen, pueden ser más. Habrá quien mantenga sus dudas contra la determinación de hacer a Yucatán un imán para convenciones: hay resultados alentadores, que pueden multiplicarse. En turismo de playa, tendremos que pasar de las palabras y las intenciones a los hechos. El Tianguis 2020 es una gran oportunidad. Aprovechémosla.— Mérida, Yucatán.

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