Armar, reconstruir, innovar


Dulce María Sauri Riancho

Las decisiones de Renán (1)

Son tres candidatos electos. Dos, Enrique Peña Nieto y Rolando Zapata, están en espera de que los tribunales electorales confirmen en definitiva su triunfo. El tercero, Renán Barrera, se prepara para asumir el cargo de presidente del Ayuntamiento de Mérida en menos de tres semanas. Como Renán Barrera será quien inicie los cambios de autoridades el 1 de septiembre, nos ocuparemos de escudriñar el nudo de sus preocupaciones y zozobras, pues ya habrá oportunidad de comentar lo que creemos sucede en la mente de los futuros mandatarios de Yucatán y de laRepública. Para este efecto, agruparemos las reflexiones en tres grandes apartados: lo que tienen que Armar; lo que hay que Reconstruir; lo que pretenden Innovar.

Armar. El nuevo Ayuntamiento de Mérida estará integrado por 19 regidores, que incluyen al presidente municipal y a la síndica. De éstos, 11 -los de mayoría- serán del PAN; los de representación proporcional serán: siete del PRI y uno del PRD. Al Cabildo lo eligió la ciudadanía, pero a los funcionarios de la administración los nombrará el futuro presidente municipal.

Renán Barrera debe estar sopesando con cuidado los nombramientos de los integrantes del equipo que lo acompañará en la administración del municipio. Nunca alcalde alguno de Mérida ha tenido el conjunto de presiones de sus correligionarios, como las que ahora seguramente soporta Renán. Cuando el PAN se inauguró en el gobierno de Mérida, hace más de 20 años, los panistas no eran burócratas ni empleados de la administración gubernamental. Llegaron de afuera, de la academia, de los negocios. Los cargos públicos los veían como transitorios, al cabo de los cuales se reincorporarían a sus actividades originales. Todo esto cambió a lo largo de los años, pues se conformó en las oficinas del Ayuntamiento de Mérida un conjunto de funcionarios que pasaron de una administración panista a otra. Desde luego que no se trataba del personal de base, ni siquiera jefes de departamento, los de modestos salarios y mucho trabajo. Los panistas se acostumbraron a la buena vida burocrática en el Ayuntamiento de la capital. Después, en 2001, el radio se amplió hasta el gobierno del Estado y a las “grandes ligas” de la burocracia: el gobierno federal. La derrota de 2007 dejó un buen número de panistas desempleados, muchos de los cuales intentaron encontrar acomodo en el ayuntamiento de César Bojórquez, pero eran demasiados y con pretensiones imposibles de satisfacer en el estrecho ámbito de las finanzas de un ayuntamiento en la oposición al gobierno estatal. Por eso tuvieron que emigrar a la ciudad de México, a la administración federal, que les dio cargos y oportunidad de empleo en diversas dependencias. Una nueva derrota, la de mayo de 2010, privó a los panistas yucatecos de opciones laborales en la administración municipal de Mérida, pero todavía subsistía el “paracaídas” de las dependencias federales.

El PAN resultó derrotado en toda la línea en la elección del 1 de julio pasado. Con la excepción de unos cuantos lugares, significativamente Guanajuato y las ciudades de Monterrey y Mérida, el PAN perdió todo. Ahora, los panistas yucatecos que andaban en el exilio dorado se aprestan a volver al terruño, con la expectativa de encontrar empleo e ingresos en el único espacio donde sienten que pueden hallar cobijo: la administración del nuevo Ayuntamiento de Mérida. Aquí se encontrarán con otros muchos panistas que albergan expectativas de regresar a la administración y dado que la única opción abierta es el Ayuntamiento de Mérida, hacia allá enfocan sus baterías.

Renán Barrera tendrá que ir con cuidado. Sin menospreciar de manera alguna las capacidades y experiencias desarrolladas por sus compañeros de partido en los años de participación en la administración estatal y federal, lo más importante es que logre integrar un equipo entusiasta, limpio en cuanto a su trayectoria previa, sin compromisos provenientes de las administraciones panistas anteriores, en especial en lo relativo al desarrollo urbano, tierras y fraccionamientos. Con capacidad de ejecución, pues no pueden llegar a aprender, ya que el tiempo es corto -sólo tres años- y los obstáculos serán mayores.
En medio de todas estas cargas e inercias, Renán Barrera tiene un gran margen de maniobra proveniente de la forma como fue postulado candidato a la alcaldía de Mérida por su partido. No era el favorito, vino de atrás. Construyó su triunfo interno sumando a panistas de diversas corrientes, con un mínimo común, su marginación virtual de los cercanos círculos de poder partidista. Eso, en una campaña es una desventaja, pero habiendo logrado ganar la elección de julio se convirtió en libertad para nombrar a las y los mejores elementos como integrantes del nuevo Ayuntamiento de Mérida.

Al ser el primero en mostrar sus cartas, Renán Barrera tendrá también la oportunidad de demostrar en los hechos una manera diferente de integrar un equipo de trabajo, donde sean los méritos, las capacidades y la experiencia los que prevalezcan, no el compadrazgo y el pago de favores. Por comparación, ojalá logre el nuevo alcalde de Mérida elevar el umbral en la integración del próximo gabinete estatal. En la próxima colaboración: Reconstruir e Innovar.- Mérida, Yucatán.

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