Hacedores de milagros: Adiós a la tenencia

Dulce María Sauri Riancho

Nadie había podido convencer a la gobernadora de eliminar el impuesto a la tenencia de vehículos. Desde diciembre de 2007, hace ya más de tres años, el Congreso de la Unión abrogó la ley federal que le daba sustento, la del Impuesto de Tenencia o Uso de Vehículos.

La salvedad que impusieron los legisladores a esta iniciativa presidencial fue que tendría aplicación hasta el 1 de enero de 2012; esto significa que hasta esa fecha, los propietarios de distintos tipos de vehículos tendrían que continuar pagando cada principio de año diversas cantidades por su posesión.

El impuesto sobre tenencia o uso de vehículos es percibido por amplios sectores de la sociedad como un gravamen injusto. Cuando compramos un automóvil nuevo pagamos un impuesto especial, el ISAN, además del IVA. Adicionalmente, si lo adquirimos en enero o en julio tenemos que pagar la parte proporcional del año de tenencia. Es un impuesto sobre impuestos que hay que cubrir durante 10 años. Todos pagan.

Algunos estados decidieron no esperar los cuatro años y comenzaron de inmediato a beneficiar a sus ciudadanos.

En Yucatán se planteó una y otra vez a lo largo de la campaña federal de 2009 la eliminación de la tenencia. En diciembre de ese año, cuando iba a ser discutida la Ley de Ingresos estatal para 2010, de nuevo los legisladores locales y federales del PAN propusieron seguir el ejemplo de los estados gobernados por el PRI que ya habían derogado el impuesto. Otra vez surgió la demanda con gran fuerza en la campaña local de mayo de 2010. En todas las ocasiones se toparon con el argumento de la caída de los ingresos estatales y la falta de fuentes alternas para compensarlos.

En diciembre la atención social sobre la eliminación de la tenencia fue desplazada por el incremento de los impuestos estatales de nómina, de hospedaje y de diversos derechos. En varias ocasiones comparecieron los secretarios de Hacienda y de Planeación, quienes aseguraron enfáticamente que los incrementos eran indispensables para la salud fiscal de Yucatán, para mejorar su posición en cuanto a la recaudación de ingresos propios.

Por primera vez, en los más de tres años de gobierno, la administración estatal se vio enfrentada a la movilización de una importante parte del empresariado yucateco. Fue motivada por los incrementos impositivos y por la falta de transparencia en la información sobre la aplicación de los recursos públicos; por la preocupación sobre el destino de los elevados créditos que el estado ha contraído y el endeudamiento histórico de su tesorería.

Parece que la respuesta de la gobernadora a las demandas empresariales fue el anuncio de la condonación de la tenencia para los propietarios de vehículos cuyo precio de compra haya sido inferior a $300,000, la mayoría de los automóviles de 2001 en adelante.

El "prietito" del arroz es el momento y la motivación. Si la gobernadora se había convencido de las bondades de anticipar 12 meses la eliminación de la tenencia, si pensaba sustituir su recaudación por la del impuesto de nómina al 2.5%, ¿por qué no formó parte de su iniciativa de ley de ingresos y del denominado "paquete económico"? Si los diputados de la mayoría del PRI acabarán solidarizándose con sus compañeros del PAN en una causa que beneficia a la sociedad, ¿por qué no hicieron las modificaciones a la iniciativa? Así hubiesen cumplido plenamente su función de representantes del pueblo y de sus legítimos intereses.

Ahora utilizará la gobernadora las facultades que le otorga la ley para condonar impuestos y gravámenes mediante un decreto que seguramente será validado por el Congreso local. Los impuestos siempre suben pero, ¡oh, milagro!, la tenencia se eliminará, al menos por este 2011.

Los hacedores de este portento son, a mi juicio, los empresarios que decidieron levantar la voz. La respuesta de la gobernadora no es quizá la que ellos buscaban: no se repone la tasa del 2% ni se compromete el gobierno a la rendición de cuentas. Pero gracias a su determinación miles de yucatecos saldrán beneficiados.

Los empresarios organizados nos pusieron el ejemplo y roturaron el camino a seguir. Los problemas de fondo siguen siendo el gasto excesivo, la falta de inversión pública, la carencia de proyectos detonantes. La participación social hizo el milagro de eliminar la tenencia. Que sirva de estímulo.- Mérida, Yucatán.

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